viernes, 4 de abril de 2008

En el Bernabeu

Presentación de la nueva Gaceta de los Negocios. No me interesa, yo voy al cóctel. Es de segunda clase pero sorprende la calidad y cantidad teniendo en cuenta la multitud que abarrota el palco y sus aledaños.
Puntos débiles: no hay jamón, ni solomillo, ni queso. Se acaban las bebidas, están desbordados; gente con latas de cerveza: muy triste. No hay palillos, productos que manchan los dedos. Alguna camarera piripi...
A favor: variedad y originalidad (para lo esperado), se atreven con la tortilla de patatas y aciertan, raro.
Lo mejor: el espectáculo. Un cóctel de esas dimensiones es un reclamo para los grandes campeones y no faltaron a la cita. Allí estaban, esperando en los pasos estrechos para acorralar a los camareros y zampar todo lo posible.
Destacar una pareja de mediana edad que en el tiempo record de 30 minutos, sin llamar excesivamente la atención consiguieron cenar con mucha dignidad como para dos semanas. Incluso los hubo atrevidos, enfundados en su chandal que aguantaron lo que pudieron hasta que fueron animados a abandonar el reciento, el hambre hace al hombre atrevido. Los campeones son una raza difícil de encontrar pero ni mucho menos es una especie en vías de extinción. Su rapidez de movimientos y su desvergonzada actitud merecen un puesto de honor entre los depredadores del nuevo siglo.

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