martes, 20 de noviembre de 2007

En un cóctel de Madrid

Es como ver un documental de National Geographic. Todo un espectáculo. Seiscientas personas abarrotando la sala, la mayoría abogados, de la raza humana los más agresivos, atentos a las bandejas. Ni la música del piano ni los discursos de los oradores nos distraía del común objetivo: ponerse las botas. A codazos se abren paso las camareras, con agilidad, sin apenas detenerse, sonriendo... un arte poco valorado. Con dignidad fingida, aparentamos indiferencia pero sabemos que si cedes terreno estas perdido.

Bien situado, observo: en los cócteles hay que ser paciente y esperar a que las bandejas empiecen a volver con comida. Ahí actúan los campeones. Ese es el momento que espera el catering para sacar lo mejor y tienes que estar preparado. ¡Y qué cierto! Mientras llega tu oportunidad, busca una buena compañía para conversar, elige bien pues tienes pocas posibilidades de acertar. Si te equivocas has echado por la borda dos horas.

Para saber si estas perdiendo el tiempo, prueba el jamón ibérico. Te dirá si hay que aguardar a lo dulce o es hora de despedirse para ir a cenar a casa.

Cuando el hambre cesa, la manada se aleja y se dispersa. Así somos, priorizamos lo superficial. Satisfacemos nuestros apetitos y nos creemos importantes.

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